Fuente: Gonzalo D. Velarde. www.abc.es
- Cepyme advierte del caldo de cultivo que amenaza al tejido productivo por la caída de liquidez
- Los juristas celebran la reforma de la Ley Concursal ante el fracaso de la anterior normativa que llevaba al 99% de los concursos a la liquidación
Según las últimas estimaciones publicadas por la patronal Cepyme, en el cuarto trimestre de 2022 los concursos de acreedores crecieron un 23,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Aunque moderó el desorbitado aumento de procesos destinados a sortear la quiebra de empresas en graves dificultades del 87,6% en el tercer trimestre del año. Del total de 5.544 concursos registrados en el cuarto trimestre de 2022, 4.407 lo fueron de personas físicas y 1.137 procesos fueron de empresas. Sin embargo, no parece que sea mejor el horizonte para el presente ejercicio.
El nuevo incremento de costes laborales que ha certificado el Gobierno con el alza del SMI y de las bases máximas de cotización, y el incremento de los costes de producción que los históricos niveles de inflación han llevado a incrementarse un 24% en los últimos doce meses no dejan un panorama precisamente halagüeño. «Estamos pendientes de ver también qué procesos se están trasladando directamente a las notarías que suponen cierres directos», apuntan con cierta cautela sobre las cifras publicadas fuentes de la patronal consultadas por ABC.
Por otro lado, el enfriamiento de la economía y la moderación de la actividad y el consumo tampoco auguran un mejora año para el desempeño del tejido productivo. El presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, señaló durante su intervención en la jornada de ayer sobre ‘Cómo afecta la reforma concursal a las pymes españolas’ que la presentación de concursos se mantendrá «elevada», dado el contexto actual marcado por el incremento «desmesurado» de costes y la elevada inflación.
Los atajos de la nueva Ley Concursal
En este punto, la reforma de la Ley Concursal incluye modificaciones en los mecanismos de reestructuración empresarial, el tratamiento de la deuda, procesos abreviados para las microempresas y herramientas para proceder a las enajenaciones de activos. Cuerva espera que se consiga el objetivo que finalmente se pretendía en la nueva redacción, aunque llama a la prudencia en «no decir si es buena o mala hasta tanto no se vea su efecto».